Entré a dar clases aquí gracias a Sebastián, director académico de la escuela. Él es una persona que yo admiro de forma personal y profesional. Me platicó del proyecto que era Rec Música y me invitó a dar clases. Fue impactante: llevaba años sin dar clases en una escuela tan profesional; había enseñado en otras escuelas de renombre, pero ninguna tan organizada como aquí. Fue una gran sorpresa.
Además de la invitación, me quedé en Rec por el trato que dan a los maestros. Esto es algo que en ninguna otra escuela había recibido y está muy padre. Nunca me han tratado mal en ninguna institución donde he trabajado, pero el trato aquí es único: te hacen ver que eres importante y especial para la escuela.
Si tuviera que escoger algunas materias que fueran para mí como “Defensa contra las Artes Oscuras” para Snape, diría que Historia de la Música, o una materia que yo cursé que se llamaba Copping y se trataba de escribir partituras a mano.
En los años que he trabajado en Rec, los alumnos me han enseñado muchas cosas, sobre todo en armonía. Ellos te preguntan cosas que crees que sabes, o que sí sabes, pero cuando intentas transmitirlas tienes que cambiar la manera de explicarlas; debes ponerte en el papel del alumno. Yo no puedo enseñarles de la misma manera que yo aprendí: tengo que evolucionar como maestro y encontrar la manera en que la mayoría entienda.
Pero no solo he aprendido de los alumnos, también de otros profesores. Todos son súper profesionales, no solo de llegar temprano y traer su clase preparada, sino que todos están dentro de la industria y son personas súper preparadas, que saben de qué hablan. Ellos aprenden día a día y esas cosas las comparten aquí en la escuela.
Fuera de las clases, lo que más hago es tocar. A veces estoy como músico de sesión, pero principalmente como músico en vivo, como mi proyecto de jazz llamado Carlos Delgado Trío.